Otra semana que pasa con fútbol del bueno (la victoria del Athletic en Old Trafford, el Betis-Real Madrid, la exhibición de Messi) y de nuevo a hablar de árbitros, favores en los despachos y colonias. Otra ocasión en que las portadas son monopolizadas por Guardiola y Mourinho, otra vez en que se distancian los lazos Madrid-Barcelona, otra vez en que personas que deben callar hablan de más.
La gente en España acoge este tipo de jarana de buen grado, pero lo repetitivo cansa. Y esto apesta ya a basura no sacada. Esta vez, parecen argumentos sacados de un cuento de Robert Louis Stevenson: el gato y el ratón (no confundir con el perro y el gato de Mourinho, que parece saber más de cuentos que Madonna) son los personajes que interpretan los dos entrenadores a estas alturas de la película. Pero, a diferencia de lo que nos tienen acostumbrados, el gato ahora es Guardiola, que parece que no tiene otro divertimento que jugar con su futuro y pasear su "modestia" por las salas de prensa. El ratón es Mourinho, que ahora felicita a los rivales y no les acusa de teatreros, y se autodefine como "imperfecto". Ahora es el de Sant Pedor el que utiliza la estrategia de las ruedas de prensa para atacar al de enfrente y tener algo de qué hablar, y es el portugués el que se las da de digno cual hermano pobre.
La relación que tienen Pep Guardiola y José Mourinho sólo la conocen ellos mismos, pero sus puyas dialécticas son las que permanecen en la mente de todos. Y hay muchos folios que rellenar. Yo soy de los que piensa que acabarán siendo amiguísmos. Por ello, recomiendo: ¡no se crean nada!
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