Por: Javier Rechina
Lo cierto es que hablar del All Star supone hablar de espectáculo en la cancha, de amor a este deporte, de deseo de que fines de semana como estos duraran meses. Pero si es verdad que la belleza de estas ocasiones reside en su brevedad, asique solo nos queda disfrutar de lo que estos magos del baloncesto nos pueden ofrecer.
Con este, ya van cuatro los All Star que veo en directo. Sé que no son muchos, ni siquiera han sido los mejores, pero son los únicos con los que cuento en mi cuenta particular. Desde el primer fin de semana de las estrellas disputado por nuestro Pau Gasol con los Memphis Grizzlies, en el que no consiguió ningún punto pero fue el máximo reboteador del partido, no me pierdo ni uno. No importa las horas intempestivas, ni que el lunes sea día lectivo.
Pero en esta edición, conviene hablar de los preliminares del evento, que no hicieron sino poner más emoción evento esperado por todos: lo primero es la elección de Yao Ming, pívot de Houston Rockets como titular que, aunque no jugó apenas, fue bombardeado por la población china con votos, por lo que consiguió ser el pívot más valorado por la afición. Esto llevo al comisionado de la NBA a buscar un sustituto, y el elegido resultó ser Kevin Love, de Minnesota Timberwolves, que deslumbró en aquel partido en el que consiguió 31 rebotes. Y lo segundo es el barullo formado a partir de los rumores que situaban a Carmelo Anthony, de Denver Nuggets, en los New York Knicks de Amare Stoudemire. Recientemente se ha confirmado su traspaso, pero los comentarios al respecto llegaron incluso al banquillo de la Conferencia Oeste, donde juega Carmelo, con preguntas de un indiscreto periodista, las cuales Kobe Bryant se encargó de eludir.
El All Star se celebraba en esta ocasión en el Staples Center de Los Ángeles, lugar idóneo dada su alta población y su tradición baloncestística, ya que es ciudad con dos franquicias; los Lakers y los Clippers.
El espectáculo comenzó el viernes, fecha en la que se jugó el partido entre rookies (jugadores de primer año) y sophomores (jugadores de segundo año). Fue un partido marcado por la baja intensidad defensiva, reflejada en el marcador (148-140) y la imperiosa necesidad de lucirse personalmente. Destacó John Wall, base novato de Washington Wizards, que consiguió un record de 22 asistencias en un partido de estas características. Como anotador destacó DeMarcus Cousins, pívot de Sacramento Kings, que consiguió 33 puntos, pero no pudo con el récord de John Wall y el rapidísimo base se llevó el MVP, premio que se otorga por los jueces al jugador más valorado del partido.
Llegó el esperado sábado, donde tendrían lugar los concursos de tiros, habilidades, triples y mates. En el primero, los equipos estaban formados por distintos jugadores de una franquicia: uno militante, uno retirado y una jugadora de la WNBA, la NBA femenina. Los ganadores resultaron ser los miembros de Atlanta Hawks (Joe Johnson, Angel Mcoughtry y Steve Smith), ya que terminaron con éxito y en el menor tiempo posible tiros desde distintas posiciones, entre ellas desde el centro del campo. El segundo concurso fue el de habilidades, consistente en completar un recorrido con obstáculos y pruebas solo aptas para jugadores rápidos. El base Stephen Curry, de Golden State Warriors, resultó ser el ganador por delante de Russell Westbrook, de Oklahoma City Thunder.
El concurso de triples era uno de los más esperados, ya que Ray Allen ha conseguido colarse como el máximo triplista de la historia (por delante de Reggie Miller) durante esta temporada. Pero el alero de Miami Heat James Jones, consiguió imponerse al propio Allen y a su compañero de Boston Celtics Paul Pierce. En el espectacular y más esperado concurso de mates se proclamaron finalistas Blake Griffin, de Los Ángeles Clippers, y JaVale McGee, de Washington Wizards. Marcado por la polémica, gano Griffin, al realizar un mate por encima de un coche. Digo polémica porque Santana -en ACB- y Darko Milicic ya habían conseguido un mate similar al del joven pívot, que aunque no deja de ser espectacular, me resulto más original el de McGee, colando tres balones en una misma canasta.
Pero el plato fuerte del fin de semana estuvo en el domingo, ya que se celebraba el partido de las estrellas, entre los mejores jugadores de la conferencia Oeste contra los mejores jugadores de la conferencia Este. Entre los primero se encontraba el español Pau Gasol, seleccionado por los entrenadores como pívot reserva. El encuentro no dejo indiferente a nadie. Hubo más intensidad defensiva y resulto ser más vistoso, dinámico y organizado que el partido del viernes, ya que hubo jugadas ensayadas, pases al poste, bloqueos y continuación… además de un sano pique entre los jugadores por la ambición de conseguir el MVP y la victoria de su equipo. Todo esto bajo mi punto de vista, claro. El resultado fue 143-148 a favor de la conferencia Oeste, de la que salió el jugador más valorado: nada menos que Kobe Bryant, del que se había dicho muchas cosas en las últimas jornadas, que encestó una y otra vez hasta llegar a la friolera de 37 puntos y 14 rebotes, a solo 5 puntos del récord en un partido All Star perteneciente a un tal Wilt Chamberlain. Pero la anécdota estuvo en el triple-doble de LeBron James, jugador de Miami Heat, que consiguió dobles dígitos en tres aspectos del juego, esta vez 29 puntos, 12 rebotes y 10 asistencias. En cuanto a Pau Gasol, consiguió 17 puntos y 7 rebotes, entre ellos uno ofensivo y posterior canasta que decantó el triunfo para su equipo.
Para mí, ha sido el mejor All Star Weekend de los últimos cuatro años. El gran nivel del draft, la ilusión y ambición puesta por los grandes jugadores elegidos, el gran seguimiento de los medios de comunicación, el ambiente baloncestístico de una ciudad como es Los Ángeles y, por supuesto, el gran número de gente que sigue este maravilloso deporte, han contribuido a que este fin de semana no haya pegado el ojo y que el lunes sea uno de esos días en los que el sillón se amolda a tus partes traseras.
Con este, ya van cuatro los All Star que veo en directo. Sé que no son muchos, ni siquiera han sido los mejores, pero son los únicos con los que cuento en mi cuenta particular. Desde el primer fin de semana de las estrellas disputado por nuestro Pau Gasol con los Memphis Grizzlies, en el que no consiguió ningún punto pero fue el máximo reboteador del partido, no me pierdo ni uno. No importa las horas intempestivas, ni que el lunes sea día lectivo.
Pero en esta edición, conviene hablar de los preliminares del evento, que no hicieron sino poner más emoción evento esperado por todos: lo primero es la elección de Yao Ming, pívot de Houston Rockets como titular que, aunque no jugó apenas, fue bombardeado por la población china con votos, por lo que consiguió ser el pívot más valorado por la afición. Esto llevo al comisionado de la NBA a buscar un sustituto, y el elegido resultó ser Kevin Love, de Minnesota Timberwolves, que deslumbró en aquel partido en el que consiguió 31 rebotes. Y lo segundo es el barullo formado a partir de los rumores que situaban a Carmelo Anthony, de Denver Nuggets, en los New York Knicks de Amare Stoudemire. Recientemente se ha confirmado su traspaso, pero los comentarios al respecto llegaron incluso al banquillo de la Conferencia Oeste, donde juega Carmelo, con preguntas de un indiscreto periodista, las cuales Kobe Bryant se encargó de eludir.
El All Star se celebraba en esta ocasión en el Staples Center de Los Ángeles, lugar idóneo dada su alta población y su tradición baloncestística, ya que es ciudad con dos franquicias; los Lakers y los Clippers.
El espectáculo comenzó el viernes, fecha en la que se jugó el partido entre rookies (jugadores de primer año) y sophomores (jugadores de segundo año). Fue un partido marcado por la baja intensidad defensiva, reflejada en el marcador (148-140) y la imperiosa necesidad de lucirse personalmente. Destacó John Wall, base novato de Washington Wizards, que consiguió un record de 22 asistencias en un partido de estas características. Como anotador destacó DeMarcus Cousins, pívot de Sacramento Kings, que consiguió 33 puntos, pero no pudo con el récord de John Wall y el rapidísimo base se llevó el MVP, premio que se otorga por los jueces al jugador más valorado del partido.
Llegó el esperado sábado, donde tendrían lugar los concursos de tiros, habilidades, triples y mates. En el primero, los equipos estaban formados por distintos jugadores de una franquicia: uno militante, uno retirado y una jugadora de la WNBA, la NBA femenina. Los ganadores resultaron ser los miembros de Atlanta Hawks (Joe Johnson, Angel Mcoughtry y Steve Smith), ya que terminaron con éxito y en el menor tiempo posible tiros desde distintas posiciones, entre ellas desde el centro del campo. El segundo concurso fue el de habilidades, consistente en completar un recorrido con obstáculos y pruebas solo aptas para jugadores rápidos. El base Stephen Curry, de Golden State Warriors, resultó ser el ganador por delante de Russell Westbrook, de Oklahoma City Thunder.
El concurso de triples era uno de los más esperados, ya que Ray Allen ha conseguido colarse como el máximo triplista de la historia (por delante de Reggie Miller) durante esta temporada. Pero el alero de Miami Heat James Jones, consiguió imponerse al propio Allen y a su compañero de Boston Celtics Paul Pierce. En el espectacular y más esperado concurso de mates se proclamaron finalistas Blake Griffin, de Los Ángeles Clippers, y JaVale McGee, de Washington Wizards. Marcado por la polémica, gano Griffin, al realizar un mate por encima de un coche. Digo polémica porque Santana -en ACB- y Darko Milicic ya habían conseguido un mate similar al del joven pívot, que aunque no deja de ser espectacular, me resulto más original el de McGee, colando tres balones en una misma canasta.
Pero el plato fuerte del fin de semana estuvo en el domingo, ya que se celebraba el partido de las estrellas, entre los mejores jugadores de la conferencia Oeste contra los mejores jugadores de la conferencia Este. Entre los primero se encontraba el español Pau Gasol, seleccionado por los entrenadores como pívot reserva. El encuentro no dejo indiferente a nadie. Hubo más intensidad defensiva y resulto ser más vistoso, dinámico y organizado que el partido del viernes, ya que hubo jugadas ensayadas, pases al poste, bloqueos y continuación… además de un sano pique entre los jugadores por la ambición de conseguir el MVP y la victoria de su equipo. Todo esto bajo mi punto de vista, claro. El resultado fue 143-148 a favor de la conferencia Oeste, de la que salió el jugador más valorado: nada menos que Kobe Bryant, del que se había dicho muchas cosas en las últimas jornadas, que encestó una y otra vez hasta llegar a la friolera de 37 puntos y 14 rebotes, a solo 5 puntos del récord en un partido All Star perteneciente a un tal Wilt Chamberlain. Pero la anécdota estuvo en el triple-doble de LeBron James, jugador de Miami Heat, que consiguió dobles dígitos en tres aspectos del juego, esta vez 29 puntos, 12 rebotes y 10 asistencias. En cuanto a Pau Gasol, consiguió 17 puntos y 7 rebotes, entre ellos uno ofensivo y posterior canasta que decantó el triunfo para su equipo.
Para mí, ha sido el mejor All Star Weekend de los últimos cuatro años. El gran nivel del draft, la ilusión y ambición puesta por los grandes jugadores elegidos, el gran seguimiento de los medios de comunicación, el ambiente baloncestístico de una ciudad como es Los Ángeles y, por supuesto, el gran número de gente que sigue este maravilloso deporte, han contribuido a que este fin de semana no haya pegado el ojo y que el lunes sea uno de esos días en los que el sillón se amolda a tus partes traseras.
Muy buena visión de los acontecimientos, Rechi. Tal como lo defines dan ganas de hacerse aficionado ahora mismo; lástima que no haya ningún equipo en la NBA que se llame Atleti. Felicidades por tu artículo.
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