Un gran campeonato es el que nos ha deparado el Mundial de Balonmano celebrado en Suecia durante este mes de enero. Una inyección de moral y buen juego para ese grupo, que había quedado destrozado tras el horrible papel en pasados campeonatos. Savia nueva en la selección, con la incorporación de nuevos valores, que además están al alza en la Liga ASOBAL, la mejor del mundo junto con la alemana.Este campeonato ha servido para demostrar al mundo el poderío y la garra de nuestro conjunto nacional. A veces por la inmensa calidad que posee el equipo (como en la primera parte contra Islandia, algo formidable) y otras por simple picor en un orgullo herido (como el segundo tiempo contra la todopoderosa Francia), la selección ha sabido librar casi todos los escollos con los que se ha encontrado en el camino. Las actuaciones "cagonas" de los árbitros en campos y ambientes difíciles es el pan nuestro de cada día en este deporte; por ello es inútil justicar así la derrota ante Dinamarca, la cual ganó aquel partido gracias a su impresionante primera línea -con Spellerberg, Hansen y Boersen como principales estiletes- y a su portero Landin, claramente en auge.Un buen mundial, como digo, para el conjunto español. Se cumplió lo que se esperaba de algunos veteranos, como Alberto Entrerríos, J.J. Hombrados, Roberto Gª Parrondo o el incombustible Juanín García. Un muy buen trabajo en la defensa en general, sobre todo con 5-1; pese a no estar el maestro en ese tipo de defensas, David Davis, Christian Ugalde ha desempeñado ese papel con holgura. También hubo luces y sombras, con dubitativas actuaciones en situaciones clave, de algunos hombres, como Julen Aguinagalde, Sterbik, Raúl Entrerríos o Íker Romero. Y, en mi opinión, los más consistentes han sido Joan Cañellas y la sensaciones de la selección y el futuro del equipo nacional: Viran Morros y Gurbindo.Las consecuencias no han podido ser más satisfactorias. Otro bronce más para las vitrinas, y la sensación de que estamos al nivel de los mejores, si es que no somos uno de ellos. Atrás quedó el oro de Túnez, pero el 'feeling' que denota el ambiente se le parece mucho. Por no hablar de la legión de seguidores que se engancharán al balonmano a raíz de esta gran actuación. Pero eso es otra historia...
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