Convulsión en la sección de baloncesto del Real Madrid; sí, esa donde el máximo representante en el palco en los partidos es Jorge Valdano, gran conocedor.
Ettore Messina, uno de los entrenadores más laureados de toda Europa, dimitió el viernes por la mañana, decisión que según ha confirmado hoy llevaba pensando 10 días, pero que tomó "durante y después del partido" que le enfrentó al Montepaschi Siena el jueves en partido correspondiente al Top16 de la EuroLiga. Perdió por más de 15 puntos. En rueda de prensa posterior se limitó a pedir perdón a la afición, sin dar ninguna explicación sobre la derrota.
Messina ha sido discutido desde su llegada al banquillo blanco. El equipo necesita un título que lleva años sin ganar, o por lo menos meterse a pelearlo en una FinalFour. Para eso se le trajo, y aún estando en el camino correcto para conseguirlo, se ha quitado de enmedio de forma enigmática. Todo indica a problemas de vestuario y a la insatisfacción con el rendimiento de jugadores expresamente pedidos por él, léase Tucker o Prigioni.
Pero el paso del transalpino por Madrid ha marcado una línea a seguir que parece que va a perseverar. Una línea técnica basada en la concentración e intensidad defensiva y ataques posicionales: lo que cualquier no aficionado que se precie llamaría tostón. También prevalece la duda de jugadores que han mostrado más bien poco, como Velickovic, Begic o Sergio Rodríguez, así como la reacción del club ante el rumbo que tome el equipo.
"Lele" Molin se hacía hoy cargo oficialmente de la posición de entrenador titular, con victoria sobre el DKV Joventut, aunque con escasa-nula mejoría de juego y estado anímico. Veremos qué acontece en fechas próximas. Suenan Aíto, Pepu, Maljkovic como nombres potenciales, e incluso el mítico Clyfford Luyk.
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